CORRE DELFO, CORRE     

DEPORTE CON HISTORIA PORTAL DEL PERIODISTA

POR JAVIER BONET

X: @jabonetprensa

En nuestra historia de hoy vamos a hablar de atletismo, pocas figuras han dejado una marca tan imborrable como Delfo Cabrera, un maratonista argentino cuya historia se entrelaza con el legado del deporte y el orgullo nacional. Nacido un 2 de Abril  de 1919, Cabrera se convirtió en uno de los atletas más emblemáticos de Argentina, y su nombre sigue siendo sinónimo de perseverancia, pasión y excelencia en el mundo del maratón.

Cabrera comenzó su carrera deportiva en un contexto socio-político complicado. La Argentina de su época atravesaba cambios significativos, y el deporte no siempre contaba con el apoyo adecuado. Sin embargo, la pasión de Cabrera por el atletismo y su determinación personal superaron estos obstáculos. Desde joven, Delfo mostró una resistencia y capacidad excepcionales para las largas distancias, una habilidad que sería crucial en su carrera.Fue el cuarto de seis hijos de Claro Cabrera y Juana Gómez. De familia humilde, comenzó su carrera deportiva en su adolescencia, cuando al volver de su trabajo hacia su casa realizaba el trayecto corriendo junto con uno de sus hermanos.

Se formó en el Club San Lorenzo de Almagro de Buenos Aires, a donde llegó a los 18 años por iniciativa del que fue su maestro (y unos de los profesores más brillantes del atletismo argentino) Francisco Mura, siendo luego múltiple campeón nacional y panamericano.

El punto culminante de la trayectoria de Cabrera llegó en los Juegos Olímpicos de Londres 1948, un evento que quedaría grabado en la historia del deporte argentino. En esa competencia, Cabrera demostró un nivel de preparación muy grande, lo que le permitió enfrentar a los mejores corredores de todo el mundo y ganar la medalla de oro de dicha especialidad. Cuatro años después, fue el abanderado de la delegación argentina en la ceremonia de inauguración de los Juegos Olímpicos de 1952. Además, fue campeón panamericano al obtener la medalla de oro en los Juegos Panamericanos de 1951 realizados en Buenos Aires.

La carrera de maratón en los Juegos Olímpicos de Londres se presentó como un desafío monumental. La competencia fue dura y Cabrera se enfrentó a una variedad de condiciones difíciles, como lo fueron por ejemplo el clima frío. Sin embargo, lo que realmente definió la carrera de Cabrera fue su capacidad para superar todas las adversidades a lo largo de los 42 kilómetros y 195 metros de la prueba. En una de las historias más memorables de los Juegos, Cabrera tuvo la fuerza para atravesar la línea de meta en primer lugar, obteniendo la medalla de oro para Argentina.

El triunfo de Cabrera en Londres no solo fue un hito personal, sino también un momento de gran significado para el deporte argentino. Su victoria brindó al país una inmensa alegría y un sentido de orgullo. Cabrera ofreció un ejemplo brillante de lo que se puede lograr a través del trabajo duro y la dedicación.Además de su éxito en los Juegos Olímpicos, Delfo Cabrera tuvo una carrera llena de logros notables. Su participación en diversas competiciones nacionales e internacionales contribuyó a consolidar su reputación como uno de los mejores maratonistas de su época.

Cabrera también fue un pionero en el fomento del atletismo en Argentina, influyendo en generaciones posteriores de corredores y contribuyendo al desarrollo del deporte en el país.

Sin embargo, Cabrera no estuvo exento de dificultades. La falta de infraestructura y apoyo institucional en el ámbito del atletismo significaba que los atletas enfrentaban desafíos adicionales en su preparación y en su rendimiento.

Después de su retiro del atletismo competitivo, Cabrera continuó siendo una figura respetada en el deporte argentino. Su legado perdura a través de los años, no solo por sus logros en el campo de la maratón, sino también por el impacto duradero que tuvo en el desarrollo del atletismo en Argentina. Su vida y carrera siguen siendo un testimonio inspirador de lo que se puede alcanzar con pasión y esfuerzo.

Delfo Cabrera falleció en el año 1981, pero su memoria vive en el corazón de los argentinos y en la historia del atletismo mundial. Su nombre sigue siendo sinónimo de excelencia y perseverancia, y su legado continúa inspirando a nuevos corredores y atletas que buscan emular su éxito y dedicación.