HISTORIA
El Círculo de Periodistas de Mendoza fue fundado el 21 de marzo de 1927. Es una institución sin fines de lucro, eminentemente cultural y social. Puede practicar el mutualismo y cooperativismo. Como institución, el Círculo de Periodistas de Mendoza no adhiere a agrupaciones y tendencias políticas, religiosas, raciales y sindicales, así como de las luchas electorales, aunque brega por el ejercicio de la libertad de expresión de cada una de ellas.
FINES Y OBJETIVOS
Entre sus fines y objetivos se encuentran también:
- Conseguir el mejoramiento profesional del sector y procurar para sus componentes la recompensa, tranquilidad y dignificación a que son acreedores.
- Afianzar el prestigio de la prensa.
- Crear a los fines de esta asociación los organismos adecuados y obtener los locales, bienes y elementos que sean necesarios.
- Propender a la cultura popular.
- Defender los fueros de la prensa y los legítimos derechos de los periodistas.
- Promover en favor del periodista, en su carácter de servidor público, el apoyo del Estado para afianzar la independencia y dignificación del sector en bien de los intereses generales.
COMISIÓN DIRECTIVA
Presidenta: | Mirta Díaz |
Secretario General: | Juan Gatti |
Tesorero: | Rodolfo Herrera |
Secretaria de Actas: | Laura Lescano |
Director de Biblioteca | Gustavo Torres |
1er. Vocal: | Hugo Vargas |
2do. Vocal: | Ernesto Yúdica |
Revisor de Cuentas | Pablo Llanos |
Revisor de Cuentas | Carlos Guzzo |
RAZÓN DE SER
Entre la ciudadanía y los medios de comunicación se genera un tremendo sentido de pertenencia (Diario el Divisadero), lo que provoca un efecto positivo y democrático, pues va mucho más allá de la identificación que se establece con los estilos o líneas editoriales de cada medio informativo.
La especial relación que se da entre la prensa, el público y las fuentes se mueve en un marco bien delimitado que se llama libertad de expresión.
Me pregunto si podemos hacer posible que el Círculo de Periodistas de nuestra Provincia, que este año celebró su 93° Aniversario, pueda generar en colegas de todas las edades y medios, un sentido de pertenencia, cuyo efecto también sea positivo, más allá de las subjetividades, ideologías y realidades de cada uno, siempre en el marco de la camaradería y desarrollo personal.
El “sentido de pertenencia” sugiere, en casi todas sus definiciones, que todo cuanto existe (en éste caso en la institución) le pertenece a todos y por lo tanto, quienes somos periodistas, comunicadores y/o profesionales de la prensa, debemos sentirnos socios, dueños y hasta propietarios de este espacio del que formamos parte por “derecho”.
De acuerdo al Dr. Amauri Castillo “El sentido de pertenencia fortalece el sentimiento de que todos somos uno, que es como decir que (…) todos nos pertenecemos mutuamente y por tanto debemos (…) socorrernos mutuamente”; y de eso se trata, socorrernos mutuamente, cuando afuera o “adentro” acechan las grietas.
Por otro lado, en momentos como el actual, tiempos adversos, se ve más el rol activo que tiene el periodismo en la construcción de la realidad, resurgen las preguntas sobre lo apasionante de esta profesión. Es en este día, como dijo alguna vez Santos Calderón, donde la razón de ser del periodismo cobra especial vigencia, cuando los medios no sólo están sometidos a un escrutinio cada vez más crítico del público, sino que la globalización de la información, el predominio creciente de lo audiovisual y la consolidación de grandes consorcios internacionales de telecomunicaciones, parecen amenazar el alma misma de una profesión que se ha preciado de su independencia para fiscalizar a los poderes públicos y privados.
Joseph Pulitzer, decía, que la prensa debía luchar siempre por la reforma y el progreso, no tolerar nunca la injusticia o la corrupción, combatir siempre a los demagogos de todos los partidos, no pertenecer jamás a un partido, tener siempre simpatía por los pobres, oponerse a los privilegios individuales, defender el interés público, ser drásticamente independiente y nunca temerle a la denuncia del mal.
Ya han pasado más de cien años desde que Pulitzer sentara estas pautas. No obstante, hoy como siempre, toda persona que ejerce el periodismo o la comunicación, se ha preguntado más de una vez cuál es su función, que es lo más importante, hay que hacer un periodismo más positivo y no ser siempre portador de malas noticias?, hasta donde la subjetividad y la objetividad, cómo identificar lo importante, cuál es el límite de la relación con la política y las empresas. No escapamos a los cómo, por qué, dónde, qué, cuándo…
Lo cierto es que compartimos que lo más preocupante es el efecto que sobre su independencia puede tener la acelerada globalización y fusión que se está produciendo entre grandes empresas de comunicación, más allá de la tendencia correspondiente hacia la concentración y homogeneización de la información.
Para un medio periodístico que quiera ser fiel a sí mismo, la expansión que hoy en día puede ser requisito de su supervivencia, tiene que estar dentro de su propia actividad y naturaleza: la de informar y comunicar. Con la mayor libertad posible.
Porque en definitiva el trascendente reto del oficio periodístico es mantenerse sin perder el alma en medio de las transiciones, fusiones, grietas, luchas que experimenta el negocio de la comunicación. Para conservar el alma, o al menos un pedazo de ella, habría que regresar a las raíces tal vez o por lo menos no olvidarlas. Al concepto de la prensa como antipoder. Como voz de los/las que no tienen voz y fiscalizadora de los que tienen demasiada.
Complicado, sin duda, cuando la información se ha convertido en el bien que más codician hoy los grandes poderes económicos, y el que más pretenden controlar desde el resto de los poderes. Pero un desafío impresionante y eso es también el periodismo, un desafío constante: que paradigmas mantener intactos, cómo adaptarse a los nuevos tiempos, cómo permanecer en un mundo donde la velocidad de la información ha superado todo lo conocido.
Lo cierto es que el periodismo es una pasión y un compromiso, una vocación que no muere jamás y que tiene la obligación constante de priorizar la sustancia sobre la forma.
La invitación está hecha. Trabajemos en conjunto las propuestas.