POR JAVIER BONET
X: @jabonetprensa

En nuestra historia de hoy vamos a hablar de un nombre que resuena en la historia del básquet con una fuerza inigualable, ese es el de Michael Jordan. Considerado por muchos como el mejor jugador de todos los tiempos, dejó una huella imborrable en la NBA, redefiniendo el juego y convirtiéndose en un ícono global. Su impacto trascendió las canchas, influenciando la cultura deportiva, la moda y el marketing deportivo como ningún otro atleta.
Michael Jeffrey Jordan nació el 17 de febrero de 1963 en Nueva York, pero creció en Wilmington, Carolina del Norte. Desde muy joven mostró una gran pasión por el deporte, destacando en el béisbol y el básquet. Sin embargo, su camino hacia la grandeza no fue fácil. En la escuela secundaria, fue rechazado del equipo de básquet en su segundo año por su estatura, una experiencia que lo motivó a trabajar incansablemente para mejorar su juego. Con dedicación y esfuerzo, logró formar parte del equipo.








Jugó para la Universidad de Carolina del Norte bajo la dirección de Dean Smith. En su primer año, logró un hito histórico al anotar en la final del campeonato de la NCAA de 1982, llevando a los Tar Heels a la victoria sobre Georgetown. Este momento fue el preludio de su grandeza.









En 1984, Jordan ingresó al Draft de la NBA y fue seleccionado en la tercera posición por los Chicago Bulls, detrás de Hakeem Olajuwon y Sam Bowie. Desde su temporada de novato, mostró destellos de genialidad, promediando 28.2 puntos por partido y ganándose el premio al Novato del Año.
Durante la década de 1990, Jordan y los Chicago Bulls dominaron la NBA. Junto a Scottie Pippen y bajo la dirección del entrenador Phil Jackson, Jordan llevó a los Bulls a seis títulos de la NBA (1991, 1992, 1993, 1996, 1997 y 1998). Su habilidad para anotar en momentos decisivos, su ética de trabajo implacable y su mentalidad competitiva lo convirtieron en un líder incomparable.
Uno de los momentos más icónicos de su carrera ocurrió en las Finales de 1998 contra los Utah Jazz. En el sexto partido, con menos de 10 segundos en el reloj, robó la pelota a Karl Malone y anotó el doble ganador, asegurando su sexto campeonato. Esta imagen, con Jordan suspendido en el aire lanzando el tiro decisivo, es una de las más emblemáticas en la historia del deporte.
Jordan sorprendió al mundo en 1993 al anunciar su retiro tras el asesinato de su padre. Buscó cumplir el sueño de su padre de verlo jugar béisbol, pero después de un breve paso por las ligas menores, volvió a la NBA en 1995 con un simple pero impactante comunicado: “I’m back” (“Estoy de vuelta”).Con su regreso, llevó nuevamente a los Bulls a la gloria con tres campeonatos consecutivos entre 1996 y 1998.En 1984, Jordan ingresó al Draft de la NBA y fue seleccionado en la tercera posición por los Chicago Bulls, detrás de Hakeem Olajuwon y Sam Bowie. Desde su temporada de novato, mostró destellos de genialidad, promediando 28.2 puntos por partido y ganándose el premio al Novato del Año.
Durante la década de 1990, Jordan y los Chicago Bulls dominaron la NBA. Junto a Scottie Pippen y bajo la dirección del entrenador Phil Jackson, Jordan llevó a los Bulls a seis títulos de la NBA (1991, 1992, 1993, 1996, 1997 y 1998). Su habilidad para anotar en momentos decisivos, su ética de trabajo implacable y su mentalidad competitiva lo convirtieron en un líder incomparable.
Uno de los momentos más icónicos de su carrera ocurrió en las Finales de 1998 contra los Utah Jazz. En el sexto partido, con menos de 10 segundos en el reloj, robó la pelota a Karl Malone y anotó el doble ganador, asegurando su sexto campeonato. Esta imagen, con Jordan suspendido en el aire lanzando el tiro decisivo, es una de las más emblemáticas en la historia del deporte.
Jordan sorprendió al mundo en 1993 al anunciar su retiro tras el asesinato de su padre. Buscó cumplir el sueño de su padre de verlo jugar béisbol, pero después de un breve paso por las ligas menores, volvió a la NBA en 1995 con un simple pero impactante comunicado: “I’m back” (“Estoy de vuelta”).Con su regreso, llevó nuevamente a los Bulls a la gloria con tres campeonatos consecutivos entre 1996 y 1998.En 1984, Jordan ingresó al Draft de la NBA y fue seleccionado en la tercera posición por los Chicago Bulls, detrás de Hakeem Olajuwon y Sam Bowie. Desde su temporada de novato, mostró destellos de genialidad, promediando 28.2 puntos por partido y ganándose el premio al Novato del Año.
Durante la década de 1990, Jordan y los Chicago Bulls dominaron la NBA. Junto a Scottie Pippen y bajo la dirección del entrenador Phil Jackson, Jordan llevó a los Bulls a seis títulos de la NBA (1991, 1992, 1993, 1996, 1997 y 1998). Su habilidad para anotar en momentos decisivos, su ética de trabajo implacable y su mentalidad competitiva lo convirtieron en un líder incomparable.
Uno de los momentos más icónicos de su carrera ocurrió en las Finales de 1998 contra los Utah Jazz. En el sexto partido, con menos de 10 segundos en el reloj, robó la pelota a Karl Malone y anotó el doble ganador, asegurando su sexto campeonato. Esta imagen, con Jordan suspendido en el aire lanzando el tiro decisivo, es una de las más emblemáticas en la historia del deporte.
Jordan sorprendió al mundo en 1993 al anunciar su retiro tras el asesinato de su padre. Buscó cumplir el sueño de su padre de verlo jugar béisbol, pero después de un breve paso por las ligas menores, volvió a la NBA en 1995 con un simple pero impactante comunicado: “I’m back” (“Estoy de vuelta”).Con su regreso, llevó nuevamente a los Bulls a la gloria con tres campeonatos consecutivos entre 1996 y 1998.En 1984, Jordan ingresó al Draft de la NBA y fue seleccionado en la tercera posición por los Chicago Bulls, detrás de Hakeem Olajuwon y Sam Bowie. Desde su temporada de novato, mostró destellos de genialidad, promediando 28.2 puntos por partido y ganándose el premio al Novato del Año.
Durante la década de 1990, Jordan y los Chicago Bulls dominaron la NBA. Junto a Scottie Pippen y bajo la dirección del entrenador Phil Jackson, Jordan llevó a los Bulls a seis títulos de la NBA (1991, 1992, 1993, 1996, 1997 y 1998). Su habilidad para anotar en momentos decisivos, su ética de trabajo implacable y su mentalidad competitiva lo convirtieron en un líder incomparable.
Uno de los momentos más icónicos de su carrera ocurrió en las Finales de 1998 contra los Utah Jazz. En el sexto partido, con menos de 10 segundos en el reloj, robó la pelota a Karl Malone y anotó el doble ganador, asegurando su sexto campeonato. Esta imagen, con Jordan suspendido en el aire lanzando el tiro decisivo, es una de las más emblemáticas en la historia del deporte.
Jordan sorprendió al mundo en 1993 al anunciar su retiro tras el asesinato de su padre. Buscó cumplir el sueño de su padre de verlo jugar béisbol, pero después de un breve paso por las ligas menores, volvió a la NBA en 1995 con un simple pero impactante comunicado: “I’m back” (“Estoy de vuelta”).Con su regreso, llevó nuevamente a los Bulls a la gloria con tres campeonatos consecutivos entre 1996 y 1998.




Luego, en 1999, se retiró por segunda vez, solo para volver en 2001 con los Washington Wizards, donde jugó dos temporadas antes de su retiro definitivo en 2003.
Su impacto de en el deporte y la cultura popular es incalculable. Su asociación con Nike dio lugar a la icónica línea de zapatillas Air Jordan, que revolucionó la industria del calzado deportivo y sigue siendo una de las más vendidas en la actualidad. Además, su presencia en el cine con la película Space Jam (1996) lo consolidó como una figura de la cultura pop.
Tras su retiro, se convirtió en dueño de los Charlotte Hornets, contribuyendo al desarrollo del básquet desde una nueva perspectiva. También ha participado en numerosas actividades benéficas y sigue siendo una de las figuras más influyentes del deporte.
Michael Jordan no solo dejó estadísticas impresionantes, como sus 10 títulos de máximo anotador de la NBA, cinco premios MVP de la liga y seis MVP de las Finales, sino que también dejó una filosofía de trabajo y excelencia que ha inspirado a generaciones de jugadores. Su mentalidad competitiva, su deseo inquebrantable de ganar y su capacidad para elevar el nivel del juego en los momentos más críticos lo convirtieron en el estándar de la grandeza.Hoy, más de dos décadas después de su retiro, su influencia sigue presente. Jugadores como LeBron James, Kobe Bryant (quien lo consideraba su mentor) y muchos otros han seguido su ejemplo. La NBA de hoy sigue inspirada en la ética de trabajo y la pasión de Jordan. Sin dudas es un ícono, una leyenda y un símbolo de excelencia.








Su historia nos enseña que el talento sin esfuerzo no es suficiente y que, con determinación y trabajo arduo, es posible alcanzar la grandeza.

